Bio

Ricardo zokos


Bogotá, 1982. Ricardo Correa, aka Zokos, es ilustrador y pintor. Su formación artística comenzó en el graffiti y el muralismo, prácticas que marcaron su aproximación inicial a la imagen y la gestualidad del trazo. Con el tiempo, trasladó su exploración visual al estudio, integrando la ilustración y la pintura como espacios de experimentación técnica y conceptual.

Su obra transita entre el control y la incertidumbre, combinando herramientas digitales como la fotografía y el dibujo con un proceso pictórico más intuitivo. En su trabajo, materiales como aerosoles, acrílicos y óleos dialogan con la mancha y el gesto, explorando la tensión entre forma y caos. Su interés por la figuración parte de una mirada atenta al cuerpo y, más recientemente, a los objetos, donde la luz y el color emergen como elementos centrales de su investigación visual.

Su trayectoria incluye la participación en exposiciones colectivas de arte y eventos de graffiti en ciudades como Lima, Quito, Vancouver y Nueva York, además de diversos espacios en Colombia.

Desde 2009, complementa su práctica artística con la docencia en la Facultad de Creación y Comunicación de la Universidad El Bosque en Bogotá, donde imparte cursos de ilustración y pintura.


statement

¿Qué será de las cosas cuando el hombre se acabe?”
Gloria Fuertes 

La mirada atenta transforma; es un ejercicio de atención esencial, un diálogo activo con el mundo que nos rodea. Cada pliegue, cada borde, cada variación de luz y sombra—ya sea en un paisaje, un objeto o un cuerpo—abre paso hacia lo que permanece latente. En su quietud, lo cotidiano se revela como una red de significados ocultos que emergen de un desorden subyacente. Observar no es un gesto pasivo; no se trata de mirar para identificar, sino de mirar para resignificar y desentrañar ese caos. Es un acto de interpelación al vacío, a la grieta, al silencio entre formas. Cuando prestamos atención, lo efímero adquiere un toque de eternidad, y lo ordinario se transfigura en extraordinario.

No busco la perfección técnica ni la fidelidad mimética, sino la verdad que vibra en la imperfección: en la tensión de un gesto inacabado, en la huella de una línea incierta, en la mancha que oscila entre presencia y ausencia. El trazo no es solo una afirmación, sino una búsqueda, ecos visuales de preguntas existenciales que atraviesan la obra: ¿Qué significa existir? ¿Cómo se construye el sentido desde el desorden?

Antes de que la forma emerja, hay un caos primordial. Pero la obra no nace a pesar de él, sino gracias a él. El inicio es un territorio indómito de gestos errantes, manchas y líneas que no buscan precisión, sino apertura. Este caos no es un error ni algo que deba corregirse, sino una energía vital, el pulso mismo del origen. Como el universo naciendo de la nada, la imagen se insinúa primero como una presencia latente, esperando el instante en que la mirada la nombre. El proceso creativo es un acto de negociación constante entre el desorden y la forma, entre el gesto espontáneo y la decisión consciente. Es en esta tensión donde la obra encuentra su vitalidad, su capacidad para comunicar algo que trasciende lo meramente visual.

Mi proceso abraza esta incertidumbre, dibujo y pinto con grafito, acuarelas, óleos y acrílicos, cada material tiene su voz, su resistencia, y su forma de oscilar entre aparición y disolución. Cada trazo es testimonio del acto de mirar, en esta exploración, la obra nunca se cierra por completo: permanece abierta, vibrante, inacabada, como la propia existencia. Mi trabajo busca invitar al espectador a participar en este diálogo, a descubrir su propia red de significados dentro del caos. La obra no está completa hasta que la mirada del otro la activa, hasta que el espectador se convierte en co-creador de su sentido.